Se forman en las profundidades de la corteza terrestre, bajo condiciones de alta presión y temperatura, durante millones de años. Son extraídos de minas en diferentes países, principalmente en África, Rusia y Canadá.
La extracción de los diamantes naturales tiene varios efectos negativos sobre el medio ambiente, como la modificación del terreno, el uso de energía y agua, la producción de residuos, la pérdida de biodiversidad, contaminación del aire y del agua. Además, la minería de diamantes puede estar relacionada con conflictos armados, explotación laboral y corrupción. Estos problemas han motivado la creación de iniciativas como el Proceso de Kimberley, que busca certificar el origen de los diamantes y evitar el comercio de los llamados “diamantes de sangre” o "diamantes de conflicto".